Entre los dos años y medio y los tres años, el niño comienza a desafiar la autoridad de sus mayores. Les pone a prueba negándose a hacer lo que piden y haciendo las cosas que le han dicho que no debe hacer. Estos desafíos forman parte de un comportamiento normal para reafirmar su PERSONALIDAD y AUTONOMÍA. Cuando reciben una respuesta negativa a sus desafíos o cuando se les obliga a hacer algo que no desean hacer, chillan, dan patadas, gritan...
En general se produce en presencia del padre, de la madre o de la persona que le cuida habitualmente.
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